Un par de medidas contra la pobreza muy fácil de instrumentar serían las siguientes:
1. El cierre, en todo el territorio nacional, de todos los bingos, casinos y loterías.
2. La prohibición de toda forma comercial de juego de azar.
Por supuesto, el juego es un negocio tan grande que dificilmente esta propuesta llegue a buen puerto. ¿Algún político se animaría? Si la inflación es una forma de impuesto que afecta a los menos pudientes, el juego directamente es una estafa. Como puede corroborar quien sepa algo de probabilidades, la ventaja está siempre del lado de la banca, ésta sabe que no va a perder, nunca. El que pierde siempre es el jugador, sea compulsivo o no, inocente de su desventaja o no, pobre o rico.
Que una parte de los beneficios del juego vuelve a la sociedad es otra de las trampas del juego. La sociedad es la que le llena los bolsillos a los dueños del juego.
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