lunes, 4 de junio de 2012

Teflón, aluminio y barro

La semana pasada, pequeños grupos de vecinos de algunos barrios porteños salieron a la calle a protestar contra el gobierno, en particular contra la corrupción y el parate a la compra de dólares. Y sonaron algunas cacerolas. Estas manifestaciones irritan en forma desproporcionada a la gente k y las critican y descalifican. Referirse a las cacerolas de teflón ya es un clásico, como si las únicas ollas con derecho a la bronca fueran las de aluminio o, con mucha más razón, las de barro.
Eduardo Aliverti escribe (1) "Los esperpénticos cacerolazos de teflón que volvieron a sonar en algunos barrios porteños, con epicentro en las zonas de mayor poder adquisitivo".
Pero ¿acaso el derecho a la protesta es una cuestión de poder aquisitivo?
"Clase media asustadiza y, dentro de ella, tilingaje potenciado por las redes sociales" dice Aliverti para terminar descalificando a los caceroleros. Y se queda tranquilo porque "su fuerza nociva no les da ni de lejísimos para considerarlos una amenaza seria".
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(1) Eduardo Aliverti. Lo de siempre, Página 12, 4/6/2012.

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