Carlos Menem ha cobrado notoriedad en estos días por haber dejado sin quórum a la oposición en el Senado. Está ofendido, dijo que lo ningunean, que no lo consultan. Seguramente es así, nadie del oficialismo y menos de la oposición quiere sacarse una foto con él, todos le disparan y el hombre está molesto. Cualquiera en su lugar lo estaría.
En los '90 era un héroe, ahora le dan la espalda. Sin embargo, conviene recordar que a Menem lo votó el peronismo en pleno, Néstor y Cristina incluidos. Y no sólo lo votaron, también lo acompañaron alegremente en el remate del patrimonio del país. Cargarle sólo a Menem el fardo de los ’90 es injusto: salvo excepciones, el responsable del desastre neoliberar fue el peronismo en su conjunto, aliado con la derecha vernácula encarnada en la UCD, cuyos hijos e hijas formaron parte del gobierno sin que a los peronistas se les moviera ni un pelo.
Kirchner, siendo gobernador de Santa Cruz en los ’90, se abrazaba con Menem y decía que era el mejor presidente argentino. Duhalde fue su vicepresidente, Scioli se inició con él en la política. Solá, Reutemann, Rodríguez Saa, Porta, por nombrar a los más notorios que ahora evitan la foto, ¿no tuvieron nada que ver con Menem y con el remate neoliberar? Que yo sepa, ninguno de los nombrados ha hecho una pública autocrítica que lo habilite honestamente a diferenciarse de la política de Menem.
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