"Plato sorpresa: CFK ofreció eliminar el impuesto al cheque" titula Página 12. Durante la semana anterior el oficialismo acusaba a la oposición de querer desfinanciar al gobierno al proponer ampliar la participación de las provincias en lo recaudado por el impuesto al cheque. Ahora, ¡oh sorpresa! CFK propone eliminar el impuesto.
Es evidente que el anuncio tiene por objeto embarrar el terreno de la discusión que se avecina en el Congreso. Ya antes, el ministro Randazzo había dicho "La agenda está abierta, discutamos una nueva ley de coparticipación". Parece razonable, pero lo que oculta esa propuesta es que tal discusión, que sería extensiva a las legislaturas de todas las provincias, puede llevar dos o tres años. Lo mejor en este caso es enemigo de lo bueno.
Con relación a esto, mi papá contaba la siguiente anécdota. En una intendencia del conurbano un consejal propuso hacer un mejorado de pedregullo a una calle de tierra, una obra barata y útil. Algunos, vaya uno a saber porqué, se oponían, pero no lo dijeron. En cambio, propusieron hacer una avenida asfaltada de doce metros de ancho. ¿Alguien podría estar en contra de semejante progreso? Por supuesto que no, pero la discusión llevó tanto tiempo que la calle siguió siendo de tierra y embarrándose toda la vida.
Volviendo al tema, me parece acertada la opinión de Martín Dinatale (La Nación 30/3/10) "Sólo un suicidio político podría llevar a Cristina Kirchner a deshacerse de más de 20.000 millones de pesos anuales que aporta a las arcas del Estado el impuesto al cheque. A menos que el matrimonio presidencial esté pensando en abandonar su proyecto reeleccionista y decida eliminar ese gravamen poco antes de retirarse del poder para dejar una bomba de tiempo para quien venga detrás."
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