El saqueo continúa

Acabo de leer una noticia que me revolvió el estómago y me amargó la tarde: "Está en venta una plaza de Santa Fe. La plaza de la localidad de Coronel Arnold, departamento San Lorenzo, 155 km al sur de esta capital, está en venta. (Foto) El vicepresidente de la comuna, José Córdoba Ríos, representante del justicialismo en esa comisión, denunció que el presidente de esa dependencia, Osvaldo Marzetti (radical, del Frente Progresista, de 58 años), le cedió un terreno público (50 m por 60 m) a un particular, por 185.000 pesos. La cesión, en apariencia, fue parte del pago de una deuda. A su vez este particular lo puso a la venta." (La Nación, 11/4/10)

En la década del 90 el país fue saqueado, las empresas públicas, una parte importante de nuestro, patrimonio fue vendido a precio vil. Que el Estado se ocupe sólo de lo que le corresponde, se decía, la salud, la educación, la seguridad. El resultado ya lo conocemos: fue un saqueo. Y si se compara ese saqueo con el caudal de una canilla abierta, lo que siguió fue y es un goteo continuo.

Menos importante pero no menos indignante fue el regalo de terrenos ficales en Avenida Bullrich para construir un mezquita y la venta, también a precio vil, de los terrenos que ocupa la Sociedad Rural en Palermo.

Y qué decir de la compra de terrenos fiscales o comunales, mientras se ejerce la función pública, para enriquecerse con la venta de algunos de ellos y el uso comercial de otros. Cristina Fernández, Néstor Kirchner, su hijo Máximo, Alicia Kirchner y las dos hijas de ésta, Natalia y Romina Mercado y un amplio grupo de funcionarios y políticos K compraron terrenos fiscales en El Calafate. Uno de esos terrenos fue comprado por Kirchner en $132.079 y vendido en $6.300.000, es decir, con una ganancia de aproximadamente $6.170.000. ¿Con qué autoridad moral puede decir Cristina que los fondos buitres son inmorales porque compraron bonos en default a 30 y quieren cobrar 100? Guardando la proporción, lo que ella compró a 30 lo vendió a 1.430, y no era cualquier mercadería, eran terrenos fiscales.

La falta de ética pública es evidente, pero además, por este asunto existe una denuncia radicada en la Justicia de Santa Cruz. La fiscal que debe llevar adelante las investigaciones del caso es, créase o no, la sobrina de Néstor, Natalia Mercado, una de las beneficiarias del alegre reparto. Conclusión, el saqueo continúa. Todo legal, por supuesto, ahora sólo falta una ley que lo impida.